Los conceptos de función parental y la puesta de límites son conceptos que siempre se encuentran conectados. Cuando un adulto asume el rol de crianza inmediatamente comienza a cumplir la tarea de la puesta de límites.
Con esto queremos decir que en esta relación de “educador-educando” es imposible no poner límites. Esto anula esa común expresión “ esta mamá nunca pone límites”. Técnicamente entendemos que esto es incorrecto. Siempre se ponen límites, el punto es que los mismos pueden ser muy estrictos, o muy laxos. También pueden ser poco consistentes o sin respetar un patrón claro. Otro punto importante no es el qué limites se ponen sino también el cómo se aplican. Esto lo podrán leer en otros artículos que encontrarán en nuestras secciones.
En relación a la tarea de poner límites, continuación dejamos algunas sugerencias que podrán orientar a la hora de mejorar la forma de conectar con nuestros hijos.
- El adulto siempre pone límites, ¡el tema es cómo!:
Este paso es esencial y primordial ya que debemos entender que los niños cuentan con nosotros a la hora de recibir contención y guía. De momento olvidarnos de que esta tarea es nuestra, no favorece el vínculo que buscamos establecer. Los niños precisan nuestra guía y seguimiento. Se entiende que los adultos tienen la experiencia necesaria para mostrar los caminos adecuados que les permitan a los pequeños acceder a un estilo de vida más armónico y feliz.
- Los niños se encuentran aprendiendo pero a su modo:
El proceso cognitivo de un niño de 4, 6 o 10 años y completamente diferente al de un adulto. Su cerebro se encuentra en pleno proceso de maduración y no se detendrá nunca en su vida. (¡es así!, nunca dejamos de aprender y desarrollar nuestra cognición). Por ello debemos adecuarnos a su forma de manejar las cosas. Normalmente los pequeños tienden a utilizar comportamientos más bien motores (correr saltar, moverse) para divertirse y a la hora de manifestar su enojo lo harán de la misma manera. Progresivamente irán incluyendo el uso del pensamiento complejo con más intensidad y esto irá madurando en el correr de los años. Por ello es que cuando un niño hace un berrinche, es porque es una de las pocas formas que tiene de manifestar su malestar o incomodidad. Si lo pensamos detenidamente, los berrinches o pataletas conductuales en un adolescente de 14 o 15 años es muy poco probable observarlo. Protestan, se quejan pero utilizando mecanismos más bien verbales y más sofisticados. En cambio en niños de 5 años es muy frecuente esperar pataletas o berrinches. En resumen, es importante tomar conciencia que los niños no cuentan con las mismas herramientas que un adulto a la hora de afrontar diferentes situaciones. Será vital para los adultos entender esto para evitar frustrarse y enojarse en esos momentos.
- Poner límites no necesariamente es castigar.
Muchas veces se asocia que saber poner límites representa ser autoritario o estricto. Esto no tiene nada de cierto, pues la habilidad para poner límites se encuadra en la idea de acompañar a los hijos en adquirir en la vida las mejores herramientas para superar obstáculos y ser felices. En este sentido decimos que Poner límites se basa en guiar enfocando en los logros fundamentalmente y en acompañar en el aprendizaje de nuevas formas de afrontar situaciones, que tal vez en la actualidad el niño las resuelve inadecuadamente. En este sentido cuando un adulto asume el rol parental, debe comprender que la puesta de límites es el concepto amplio que hemos explicado y no simplemente castigar o marcar errores.
Bien esperamos que estos contenidos sean de utilidad y permitan seguir avanzando en la tarea de la crianza. Invitamos a que sigan leyendo y comentando nuestros artículos y videos, nos interesa que puedan ofrecer sus experiencias y esperamos poder aportar a vuestra tarea de educadores.
Que sigan muy bien!
